
Justamente esto es lo destacable en estos 2 packs de alimentos a los que se les ha agregado la descripción del producto en código braille sin modificar en nada el diseño. Posiblemente algún costo de proceso adicional, pero insignificante comparado con el hecho de ponerlo al alcance de quienes padecen de baja visión o ceguera.

Obviamente esto es crucial cuando se trata de aplicarlo medicamentos, ya que un error en la identificación puede ser fatal. Uno de los casos que puedo citar es en los estuches de laboratorios Phoenix, que demuestra cómo hacer mucho con un poco de esfuerzo.
Ahora, lo que llama la atención es lo poco difundida que está esta práctica y las consecuencias que arrastra: para quien tiene problemas de visión sufre restricciones a sus otros sentidos, como es el sabor. (Es que para muchos, si no se ve, no existe)
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